martes, 11 de enero de 2011

Número 6: Cómo escojo un buen libro

CÓMO ESCOJO UN BUEN LIBRO
Muchos ven el arte de la lectura, como un simple trayecto lineal, donde traspasa pagina por pagina sin tener siquiera en mente el profundo abismo que hay tras él, donde escritores son catalogados con o sin razón, de lectura obligada por su extremada fama y talento, por ejemplo: Gabriel García Márquez, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa, con su nobel aun calientito, o escritores mediocres que no vamos a nombrar por respeto a ellos y a nosotros mismos que son alabados, queridos, puestos en la cúspide, pero que en realidad son basura literaria.
Los libros nos trascienden a nosotros. Se enmarcan elegantes, póstumos, en estanterías ubicuas que cuando no son tomadas en cuenta, se llenan de polvo y pasan al olvido por generaciones, pero generalmente alguno cae en manos inocentes años o décadas después. Porque a fin de cuentas el escritor no es más que alguien que deposita su filosofía en los libros, sin importar el género que escribe, llámese ensayo, poesía, literatura, cuento, entre otros. Esta filosofía sin importar si es buena o mala es la filosofía del escritor, así se disfrace tras mil mascaras, el autor siempre esta allí presente. Para que un autor escriba una buena historia, debe primero leer muchísima basura, para así atenerse a no escribir lo mismo que esos autores que aportaron la destrucción al ecosistema con el papel invertido en sus libros. Es innegable que muchos de estas obras basura, generan un placer al leerlos, pero no pierden su categoría y la única diversión que causa es la emotiva, donde nos dejamos llevar por la adrenalina que el autor desee inyectar a determinado párrafo.
Para leer un buen libro, que es el motivo de esta nota, debemos tener una brújula que nos guie por el pedregoso camino de los buenos y malos libros y esa brújula, no es más que las críticas literarias, los comentarios de los foros, los comentarios de lectores, no tanto las bombas del marketing que meten el libro por los ojos a las victimas – lectores. O lo más recomendable es crearse su propia brújula, su propio gusto para poder transitar y crear su propia bitácora literaria.
Muchos escritores son malos, porque escriben para comer y diría el gran Aquiles Nazoa “Quien escribe para comer, ni come ni escribe” y es la verdad más absoluta que existe, si la comida viene con el oficio de la escritura, bienvenida sea y valorada será, pero sí en cambio se escriben temas populosos, con una alta carga de adrenalina y vacios literariamente, pues es lamentable porque creara literatura que irá a parar a las vitrinas con portadas populosas y con bombas comunicacionales barbarás.
Una buena manera de desarrollar el gusto por la literatura es leer poesía, aunque parezca absurdo así es, para leer cualquier género, en especial la prosa, es menester, empaparse de buena poesía, esto hace al lector menos tolerante a cualquier género de verbosidad. Porque la poesía es rehén de la precisión, para poder tener una poesía debe cumplir ciertas normas, disciplinas, un orden y una estructura perfecta, que haga de la poesía algo perfecto delineado, delicado, estético.
Si desea aventurarse a convertirse en un buen lector, es recomendable se lea una buena poesía. Si su lengua es el español, lea la poesía de Antonio Machado, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Octavio Paz, Pablo Neruda; si su lengua es el inglés: Robert Frost, Thomas Hardy, W.B. Yeats, T.S. Eliot, Marianne Moore y Elizabeth Bishop; si es polaco: Leopold Staff, Czeslaw Milosz, Zbigniew Herbert y Wislawa Szymborska; si es griego: Constantino Cavafis, Georgio Seferis, Yannis Ritsos; si es holandés debería ser: Martinus Nijhoff; si es sueco: Gunnar Elekof, Harry Martinson; Ruso: Osip Mandelstam, Marina Tsyetaeva, Anna Ajmátova, Nicolai Klyvev, y si es italiano Ungaretti y Montale.
Ya con alguno de todos estos autores debería por lo menos tener una noción de la buena poesía, y si toma algún libro y lo desecha porque no se siente a gusto con su lectura, no se preocupe, es porque ese libro no fue escrito para usted. Además cuando disfrute de un buen libro podrá apreciar que su lenguaje no es redundante, ni carente de vocabulario, sino que es una estructura perfecta, sincrónica, o si no es así, significa que usted es un soberano adicto y que la literatura es su alimento, pero no se preocupe, existen peores adicciones y esta por lo menos no hace daño a nadie.

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