Número 4: Arte corporal en Caracas

Desde el ingreso a la inauguración el público se topo con el arte
El arte corporal se dio cita en Caracas
El evento inaugural fue considerado como un espectáculo integral, donde distintos artistas mostraron su trabajo a todo público.
Caracas.- Con un evento integral se dio la inauguración al V Encuentro Mundial de Arte Corporal en la Sala Ríos Reyna del teatro Teresa Carreño, el pasado viernes 15 de octubre, donde diferentes artistas, desde el performance hasta palmeras vivientes recibían a los espectadores previos a entrar a la sala a disfrutar de la inauguración del evento.
Filipo Loco, artista italiano, fue el responsable de las palmeras vivientes al final de las escaleras que daban al lobby de la Sala Ríos Reyna. Allí se desarrollo un espectáculo con bailarinas pintadas desde el cuello hasta la cintura y con faldas hechas con cartones de huevo. Espectáculo que acompañó al público hasta aproximadamente las ocho de la noche cuando comenzó la inauguración oficial.
La Sala Ríos Reyna con cerca de 2400 butacas, se lleno a todo dar de espectadores, dando inicio al happening, llamado String, del británico Terry Smith, donde un grupo de jóvenes entonaron el mismo sonido en distintos tiempos; le siguió el venezolano Efrén Rojas, quien ofreció el performance 1Km donde el artista cubre su cuerpo con diversas telas, algunas con formas de objetos, vestuarios y tocados en la cabeza. Rojas se pasea por el escenario tal cual pasarela, en ocasiones, glamorosa, excéntrica, cómica, lirica y hasta ridícula. Un enfrentamiento entre personaje y espectador.
El ministro PPP la cultura, Francisco Sesto, destacó, que es el primer espectáculo en el mundo que reúne las distintas “especialidades que trabajan el cuerpo humano” agrego que esta actividad nació hace seis años y constituye una oportunidad para “ampliar el espectro de la comprensión de lo que somos de las artes”
En un espectáculo especialmente preparado para el acto inaugural Filipo Loco, presentó una fantasía tricolor, le siguió Craig Tracy y su trío selvático de arte corporal y las modificaciones extracorpóreas de Bart Hess y le siguió el arte de Bella Volen, (Bulgaria y Países Bajos) quien presento una combinación fantástica de pintura con una estructura de globos que triplicaba la altura de la modelo a la cual estaba adherida la obra.
Le siguió un espectáculo que robo grandes aplausos, el matrimonio Lukas Spiro y Satomi, retomaron el ritual japonés de suspensión del cuerpo, con ganchos que atraviesan la piel con una propuesta visual inspirada en un film japonés. A lo largo de esta presentación los aplausos iban y venían, la propuesta visual cerro cuando Lukas pinto los labios de su amada muerta con su propia sangre y luego le fueron esparcidas flores al cuerpo inerte. El publico estallo en aplausos, mientras se leían en los rostros de las personas, gestos de aprobación y expectación, admiración y rechazo.
La coreografía de Natalia Molina, Juego a tierra, ayudo a digerir el anterior numero, presentando una obra con ritmos, humor, piruetas y capoeira, espectáculo que encontró la participación entusiasta de los asistentes. La noche cerró con la obra El jardín de los ciruelos de Miguel Issa, inspirada en la pieza del dramaturgo alemán Bertolt Brecht. Pasadas las 10:30 de la noche una lluvia de globos sorprendió a los presentes, quienes se dieron a la tarea de explotarlos, lo que daría no el cierre del espectáculo, sino el inicio del V Festival Mundial de Arte Corporal, que albergó cuatro continentes con países como Alemania, Bulgaria, Argentina, Cuba, China, EE.UU., Francia, Italia, Inglaterra, Países Bajos, Senegal y Venezuela.
Las actividades del fin de semana se presentaron en UNEARTE, el Museo de Ciencias, el Museo de Bellas Artes, la Plaza de Los Museos, donde se dieron presentaciones como: Modificaciones, técnicas de rostro y sombras (tatuajes), Pintura corporal artística y el mercado comercial, esto en el ámbito de conferencias, ahora en ciclos de cine expusieron: Natgeo Taboo: Life is a tripeo, El curioso caso de Benjamin Button, El perfume, entre muchas otras actividades que hacían imposible al visitante dividirse para disfrutarlas todas.
Dentro de El Museo de Bellas Artes, varios stands tenían distintos artistas venezolanos que tatuaban a sus modelos en distintas partes del cuerpo, mientras los curiosos admiraban el talento y el profesionalismo, incluso algunos grababan el trabajo del artista.