Stendhal
“Beyle, tal como es, sea como fuere, se ha convertido a pesar de las Musas, a pesar de su pluma, a pesar de si mismo, en uno de los semidioses de nuestras letras, en un maestro de esta literatura abstracta y ardiente, más seca y más ligera que las demás, que caracteriza a Francia”
Gide.
Henry Beyle, nació el 23 de enero de 1783. En medio de una Francia, que olía a vino, a cocina, a los cafés del Comercio, al musgo de las viejas iglesias y a los campos bien labrados. Francia se muestra magnánima y universal. Henry (Stendhal) creció influenciado por esta tierra naciente y esplendida. A sus diez años ya mostraba un carácter apasionado, con una personalidad difícil de doblegar a las costumbres sociales. Pero tenía inteligencia, a los dieciséis años ganó el premio de matemáticas en la Escuela Central.
Al día siguiente del golpe a Bonaparte, llega a Paris, y al año siguiente marcha a Italia, en Milán, entra al 6° de Dragones, pero pronto se aburre, se hace borrar del servicio y marcha a Grenoble y a Paris. Allí se pone a leer ávidamente y a crearse ideologías propias de la época, donde liberales y positivistas discutían sus posiciones. Así mismo se dedica a aprender lenguas vivas y a disfrutar amoríos. Vive un idilio con la actriz, Melania Louason, pero pronto se aburre de ella y se marcha a Berlín, tomando el cargo de intendente de los dominios del Emperador, dejando el empleo de comisionista de especias. El barón de Strombeck se muestra encantado con ese joven de 24 años. Allí comienza a mostrarse el don de Stendhal para agradar, una característica que le abrirá muchas puertas y beneficios. Viaja constantemente: Paris, Viena, Brunswick, de vuelta a Paris. Trabaja como auditor del Consejo de Estado y como inspector general del mobiliario de la Corona. Su situación financiera mejora considerablemente, compra un cabriolé y lo estrena con la damisela de la Ópera Bufa, llamada Angelina Pietragrua. Todas estas experiencias amorosas, juegos del destino que le permitirán diez años después escribir De l´Amour ,
Cae Napoleón, la policía lo toma por sospechoso, pero su don le salva el cuello, el informe es tranquilizador: “Es un gran muchacho. Concurre raramente a los salones, pero va mucho a los teatros y vive siempre con alguna actriz. Compra muchos libros y a medianoche se retira a casa” A los treinta y dos años, Stendhal está maduro para empezar a escribir. Una vida apasionada en el parís apasionante de la época. Como hombre en progreso continuo, a los diez años había estallado de gozo al saber la muerte de Luis XVI, fue jacobino, poeta, amante del arte, alegre, escritor.
A finales de 1814, se encuentra gozando de las noches milanesas con Angelina, en el día escribe artículos y ensayos críticos, que publica en 1815 Cartas de Viena sobre Haydn, seguidas de Vida de Mozart y unas Consideraciones sobre Matastasio) El seudónimo utilizado para estas obras fue: Luis-Alejandro César Bombet, le seguirían, Lisio Visconti, Cornichon, el jefe del batallón Coste, Timoleon du Bois. William Crocodile, entre otros. Tiempo después descubre que Angelina le engaña y la deja. Viaja a Italia, conoce a Monti, Silvio Pellico y Byron. No puede permanecer quieto, en 1817 viaja a Milán, Grenoble, Paris, Londres, Grenoble, publica Historia de la pintura en Italia, (Firmado por M.B.A.A.) Roma, Nápoles y Florencia (firmado por Stendhal) y Vida de Bonaparte (Stendhal). En 1819 muere su padre.
Feas aventuras también se topaban con el autor. En 1820, los liberales lo acusan de flic, de soplón, y su amigo Grozet le pide que se vaya. Al año siguiente el gobierno de Austria le tilda de carbonario y le echa. Marcha a Londres y se refugia en Shakespeare. Cuando tenía cuarenta años, da a la imprenta Vida de Rossini (Paris, Boulland, 1823) y su Racine y Shakespeare (Paris, Bossange, Delaunay, Mongie)
Su literatura tildada de “una jerigonza espiritual, logra arrastrar hacia el error excelentes espíritus” amilana lo que en verdad es la perspicacia de Stendhal, quien afirmaba que su literatura era transitoria así como las costumbres. Se lía con la condesa Clementina Curial, un idilio de un par de años. Concibe en esta época D´un nouveau complot contre les industriels (Paris, Soutelet y Cíe, 1825) y comienza Armancia, escenas de un salón de Paris. Mientras ocurría todo esto, Beyle es tildado de egoísta e independiente, le hayan defectos por su vida en todo momento, Milán al final se harta de él y en 1818 lo expulsa. Él, divertido por tanto rumores hacia su persona, olvida los hechos en brazos de su nueva amante Alberta de Rubempré. Publica sus Paseos por Roma. Inventa un término contra los que le atacan: egotismo, lo dispara por primera vez, contra Chateaubriand “que apesta de egotismo, egoísmo e insípida afectación” Stendhal se mostro molesto por tanta arrogancia de los fariseos, si bien se dio ciertos gustos, también tenía la facultad de autocriticarse severamente en sus propios escritos.
En 1830 Beyle, recibe el nombramiento de cónsul de Francia en Trieste. Por la misma época da a la imprenta el rojo y el negro. Le niegan el exequátur, entonces es destinado a ejercer las funciones consulares en Civita- Vecchia. La novela causa controversia por salirse de los cánones barrocos – románticos de la época. Víctor Hugo dice al polemista H. Rochefort “He intentado leer eso… ¿Cómo le ha sido posible a usted pasar de la cuarta pagina?” para la Revue de Paris se trata de una “denuncia en forma de alma humana” a Hugo le parece fatuo y gárrulo, lo tildan de novelista grosero y prosista vulgar. Pero sus novelas serán las más perfectas de su siglo y su prosa dará rigor y claridad a la lengua y la literatura francesa.
Beyle era anticlerical, más no antirreligioso. Admitía haber devorado jesuitas mas no abates. Entre sus personajes destacan dos admirables hombres de iglesia: el abate Blanés y el cura Chelán “Soy cristiano – asienta en Memorias de un turista – Pienso como San Jerónimo, a quien leí ayer.”
En 1839 publica Las crónicas italianas, La abadesa de Castro, Vitoria Accoramboni, Los Cenci (Paris, Dupont), al año siguiente Ideas italianas sobre algunos cuadros celebres (Florencia, Viesseux) Toda su correspondencia, el Diario, Teatro, Lucien Leuwen, La vida de Henry Brulard, sus cuentos, ensayos y relatos de viaje inéditos, tendrán publicación póstuma.
En 1840 le aqueja la gota, en Civita- Vecchia. Le atraen las antigüedades y se dedica a la arqueología como distracción. En 1841 sufre una apoplejía y al año siguiente fallece. Muchos se regodean de su muerte y lo llaman excesivamente famoso, mal escritor, entre sus lapidarios se encuentra Víctor Hugo.
El tiempo será el encargado de borrar esas huellas ponzoñosas de su imagen y convertir en amigo de Stendhal a todos los que deseen escribir sin falsedad, honrando a la verdad de la vida y de los sentimientos. Los restos de Beyle reposan en el cementerio de Montmartre, Paris con un hermoso grabado, en que una Venus alada, angélica y sensual, cubre de flores las siguientes palabras: “Stendhal, Milán. Vivió, escribió, amó” detalle, obsequio de Fantin Latour.
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